Teniendo tanto que decir...
Teniendo tanto que decir, a veces he optado por quedarme callado, porque no quiero que mis palabras tengan un sabor a reclamo, cuando solo quiero hablar de aquello que amo.
Porque quejarse, es una pérdida de tiempo y el susodicho ya no tiene tiempo pa más o me acompasó o me retraso, porque mi reloj biológico no espera, mientras la gana de vivir, desespera.
Tengo entre mis manos un libro que no termino de leer, porque cuando empiezo a leerlo, me da por escribir, lo que no he logrado publicar, por esas cosas que limita el presupuesto.
Estando en Antigua, la ciudad donde siempre he querido vivir, me da por escribir, porque siendo la ciudad del cortejo y romance y donde las animas de Rafael Landivar un poeta con toques de misticismo y Luis Cardoza y Aragon cuyo intelecto, abrió tantas ventanas, para que se abrieran puertas. Como mi pluma no ha de sentirse tentada a besar el tintero, para luego escribir con la sensualidad de un verso, en el universo, de ese ser que llamamos mujer.
Soy antigueño por herencia y corazón, porque esta ciudad despierta, más que mi imaginación, esa pasión por escribir. Si solo evocándola en la distancia, mi pluma come ansias, no puedo ni imaginar lo que el extasis de ver amanecer aquí me podría provocar.
Ojalá ese popurrí de misticismo, romanticismo y realismo mágico, nunca se deje de respirar en sus calles; ojalá la globalización nunca le arrebate el alma y esa magia que tiene, esa ciudad suspendida en el tiempo.
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#AntiguaGuatemala
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