***Un café en Antigua I***
***Un café en Antigua I***
Aquella mañana en Antigua,
yo solo quería un café,
que reanimará mis ganas de vivir,
que despertara mis ilusiones
sin estrenar y embriagarme en su aroma.
Fue en aquella terraza antigueña,
yo tomaba mi café, francamente extasiado
por el paisaje de aquel hermoso amanecer;
me sentía más vivo y una fuerza que no sé
explicar, me hizo asomar mis ojos a aquel balcón
y rodeada de bugambilias la vi.
Era la mujer más hermosa, que hombre alguno
en el planeta, haya podido contemplar...
Por eso sin dudar, apresuré el café, pagué
la cuenta y la fui a buscar, pero ya no estaba.
Me quede pensando, me quede dudando,
sería acaso aquello, solo una aparición,
un capricho del corazón o quizás,
otro de los ángeles o demonios,
que caminan por las calles de esta
ciudad mágica.
Lo juró! Era tan bella, que no pudo ser solo
una visión o el producto de mi imaginación;
si yo solo salí por un café, luego tenía planeado,
como un pata de cucho, recorrer la ciudad,
tomarme unas selfies en el Arco, otras más en
la plaza central y una panorámica en el cerro
de la Cruz, pero la vi.
Y me pase el día entero buscándola, sin saber
a quien preguntar, pero no la encontré...
Al día siguiente fui al mismo lugar, en la misma terraza, pidiéndole al cielo, el volverla a ver,
mientras bebía mi café.
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Foto: Café estudio Antigua Guatemala
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