“Las sirenas del parque”

 . “Las sirenas del parque”

El celador, prendía uno a uno los faroles, justo cuando el celador del cielo prendía en el firmamento las estrellas... 

Al caer la noche en Antigua, las piedras delataban como sus ecos, los pasos sigilosos de los niños, que salían abrigados por el manto de la noche, del convento de Capuchinas, rumbo al tanque la Unión, para jugar y chapotear el agua, porque en el convento, estaba prohibido.  Nadie sabía, de donde salían aquellos niños, porque desde hacía años, décadas, siglos, el convento había sido abandonado; no faltó quien en el día los buscara y los más osados de noche, pero nadie los encontró, pues no dejaban rastro alguno, que no fueran las huellas de sus pies mojados sobre las piedras.

No faltó quien viera las huellas en la madrugada, pero no a los niños. Hasta aquella noche en que las panaderas del portalito, juran haberlos visto, prendidos de los senos de las sirenas de la fuente en el parque. Se prendían a ellas, buscando leche, buscando el afecto que nunca recibieron, las panaderas juran haberlos visto y lo atestigua el desgaste en los senos de las sirenas, que se convirtieron en los senos de una madre.

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