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Mostrando entradas de noviembre, 2021

“Existe un lugar”

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***Hay un lugar*** En este mundo maravilloso que nos llena los ojos de paisaje, hay un lugar donde esta la huella de Dios. Hay un lugar donde las noches son azules y los grillos susurran poesía  y las luciérnagas destellan corazones y las bugambilias se embelesan contemplando a la luna. Hay un lugar de eternas primaveras donde las mariposas vuelan con los pétalos de las rosas, es una ciudad hermosa, donde el espíritu se inspira y libertad se respira. Hay un lugar donde el tiempo se detuvo, donde las leyendas caminan por sus calles empedradas y se transforma en la Jerusalén  del nuevo mundo, cada semana santa. Hay un lugar de versos y poesía  esa es la tierra mía, el lugar donde Dios quiso que naciera y luego me saco de allí,  para que diera testimonio  de que su huella está allí.  Hay un lugar que si lo conoces te va a enamorar, te va a seducir y si llegas nunca te querrás ir, ese lugar es Antigua Guatemala. Oxwell  L'bu copyright 2017 Foto:Marvin Velasquez  a travel de: Paisajes d

“Los cuenteros”

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 “Los Cuenteros” (Crónicas Inconclusas) Caía la tarde  en la “Ciudad de Piedra”   el sol lucia cansado, la luna se miraba al otro costado esperándolo, para velarle el sueño; los grillos afinaban sus violines bajo las piedras, mientras las estrellas se envolvían con las nubes porque  de pronto sintieron frio. A falta de televisión, la imaginación creaba imágenes e historias, que  por medio de la  tradición oral, pasaba de generación en generación, sufriendo a su paso con las exageraciones, los detalles que se pierden y los que se agregan.  Mas lo cierto es que los patojos, no perdían la ocasión para ir al parque a escuchar a los cuenteros, que tenían ese encanto de crear imágenes con las palabras y ponerlas en acción con tan solo la modulación de la voz y la gesticulación, que de por sí ya era todo un show.   Ya para esa hora los patojos se habían cenado una tasita de café acompañada de una champurrada, frijolitos y pan francés. De las casas de teja roja, de portones de madera y un jard

“Me fui pa la Antigua”

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***Me Fui Pa' La Antigua*** Sentí el gemir de mi alma bohemia, inevitablemente me contagie de la epidemia y de mochilero y a jalón me fui pa' la Antigua. Como pata de chucho, jugando con el capirucho, salí de la capirucha, con mochila y cachucha, me puse mis lentes de sol y mi estambre tornasol. De subida y bajada se agitaba mi humanidad, en la palangana del pick up, mientras alguíen  cantaba haciendo trinar una guitarra.  Puse mis pies en la ciudad de piedra y casi immédiatemente contemple  esas pinceladas divinas... Me sentí extasiado y por demás enamorado, el volcán como sentinela contemplando a su dama, en los pies las rosas como mariposas y una diadema de bugambilias. Calles melancólicas, paredes que guardan leyendas, que cobran vida al caer la tarde en la boca de los que se las saben de memoria, los cuenteros. Poco a poco se va tendiendo el manto de la noche, la luna se desvela en esas noches de tertulias, donde el protagonistas son siempre las mujeres. Mujeres que evocan

“Antigua para enamorar”

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***Antigua para enamorar*** Yo no buscaba enamorarme, yo solo salí a caminar, en una tarde en que el manto de la noche se tendió de repente, bordado de estrellas. Yo no soy un tipo de aventuras en la cama, ni me hago el melodrama, de amores eternos, porque todo  pasa aunque deja huella. Solo salí a caminar por sus calles empedradas, con ese aire melancólico y sus faroles alumbrando y creando  una penumbra, donde las buganvilias, como niñas suspiran en los balcones. Hacia frió, se me antojó un café, solo un café y fui al lugar de siempre, ese donde no llega mucha gente y mientras sentado esperaba, me encontré con su mirada. Ella me evitaba, yo también, pero sin proponerlo, nuestras miradas se acariciaban e intercambiaban suspiros. Yo estaba solo, en cambia ella parecía que esperabas alguien, que no llegaba, así que a quema ropa me acerqué, aunque evite, ser atrevido y alzado. Ella solo sonrió y sin saber que decir, me dijo: -Al parecer a ambos nos dejaron esperando. Yo le respondí: -Yo

“Techos de tejas”

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“Techos de tejas” Como el Violinista en el tejado, como un gato enamorado, contemplando a la luna te he esperado. En esas noches eternas, en las que el celador, a prendido uno a uno los faroles, como se prenden las estrellas. En esas noches serenas en Antigua, en que las bugambilias, parecen niñas, esperando con ansiedad  una serenata. Allí en esos techos de tejas, donde la lluvia se duerme y despierta enverdecida, llena de vida. Allí en esos techos que la luna  contempla, queriendo correr cómo niña con los pies descalzos  y el alma libre. Allí desde esos techos, te vi pasar, como un relámpago, que ciega por un momento, para luego mostrarte lo que no veías. Sigiloso como un gato en el tejado, te seguí por toda la Antigua y Antigua lució diferente, más bella, más hermosa. Porque sobre su suelo de piedra, caminaba ella, esa mujer encantadora  de sonrisa que acaricia. Allí viendo los techos  con tejas de Antigua te besé, mientras una gata se paseaba  en celo y un gato corría  tras ella, p