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“Otoños perpetuos”

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“Otoños perpetuos” No, aquí los otoños no son grises, son coloridos como las primaveras… Son hermosos que  provocan enamorarse. Antigua, la ciudad de los otoños perpetuos, donde el amor añejo, florece y embellece  la vida. Otoños de cielos azules, donde sonríe el sol y las bugambilias son  como niñas curiosas asonándose a los balcones. Donde los faroles  desvelados, cuentan las historias de aquellas añejas memorias, que se han curtido con el tiempo. Antigua, donde Dios pinta el horizonte y sus pinceladas divinas arrebatan el alma, en un suspiro. Antigua, la ciudad de los otoños eternos, que se pintan de primavera para darle gusto al Creador, que ha dejado allí, una huella de amor. Oxwell L’bu copyrights 2023 Foto: Antigua Guatemala #antiguaguatemalagt  #antiguaguatemala  

“Los niños del estanque”

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 .“Los niños del estanque” Cuentan los que cuentan, que han visto pisadas, que no son encantos de hadas,ni hechizos de brujas,  ni visiones de los que amanecen con el sol… Son historias que se remontan a tiempos lejanos, cuando la capitanía general del rein de Guatemala, era esta ciudad, donde en verdad han pasado cosas que nadie puede explicar.  En el estanque la Unión, ese que sirvió de pila bautismal, para los niños no nacidos, que por las noches corretean como agua mineral, jugando y buscando los pechos de la madre que no los amamanto, por eso se prenden en las tetas de las sirenas de piedra cuando la ciudad duerme. Son los no nacidos, los no deseados, los que son producto del placer instantáneo que nadie esperó, pero cuyas almas siguen esperando nacer y ser acurrucadas en brazos de mujer. Son niños que juegan en el estanque la Unión al anochecer y se meten en sus nichos al amanecer, pero de vez en vez algunos jugando y retozando se quedaban dormidos y cuando les daba el sol se tra

“Las descabezadas”

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 “Las descabezadas” (Leyendas de Antigua Guatemala) La ciudad quedó abandonada y saqueada, quedando a su suerte, mientras sobre las piedras caminaba la muerte… Las monjas sin cabeza se paseaban libremente, pasando sobre el arco de Santa Catalina, Virgen y mártir, sin que nadie lo notara. Solo los muertos, esos que fueron enterados con los ojos abiertos las miraban y deseaban romper las paredes y librarse de su sepultura eterna. Pero no todos se fueron y algunas de las reliquias más queridas las escondieron, para que no fueran a parar a la nueva capital. Pues después de haber sido la capital de un reino que abarcaba desde parte de lo que ahora son territorios mexicanos y toda la America central, su abandono fue teatral. Mas los panzas verdes nunca se quisieron ir y aún sin reconstruir, siguieron habitando  la ciudad, es verdad que sus ruinas no las demolieron pues quedaron como monumentos con su propia vida, que dan testimonio de la determinación que toda una población. Sus fantasmas, a

“Los cuenteros III”

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 “Los cuenteros III” Cuenta, cuenta cuentero antes de que caiga el aguacero… -Tras el arco de Santa Catalina un alo de luz se vino a posar, mientras las monjas sin cabeza pasaban sobre el puente sin ser miradas, como lo hacen en las madrugadas cuando van a rezar y la ciudad empieza a despertar. Todos escuchan atentos, pero los truenos y relámpagos presagiaban un final diferente de la historia que estaba en la memoria del cuentero, su voz como un trueno cayó en la conciencia de quienes le escuchaban, fue como si los hipnotizara o creara una especia de histeria colectiva. - Cuantos, cuantos terremotos ha soportado el arco y sigue allí parado, como fiel testigo de esto que les digo. Y es que ese reloj camina como un cangrejo, marcándole el paso al tiempo, que ha destiempo quiere contar su historia, para que no sea olvidada, porque hay muertos con ojos abiertos y vivos que parecen muertos. -Y agora de que es la historia uste. - Ssshhh déjelo seguir, deje de interrumpir. - Ay! Si este arco

“Los cuenteros II

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 “Los cuenteros II” - Como los cochinitos que viven debajo de las piedras, así viven los recuerdos de quienes dejaron sus huellas al pasar… Esto decía el cuentero, mientras el volcán  atraía la furia del cielo, que con fuertes rayos y truenos se manifestaba, mientras un patojo temblaba. Porque aquella tarde la noche de repente sofocó el día y quien lo diría, los faroles aún no se encendían, pero el cielo iluminó las calles y como hormigas de su agujero salieron los recuerdos del tiempo. Tomándose un sorbo de café hirviendo de su pocillo despeltrado, el cuentero siguió contando su historia que sabía de memoria. - Los recuerdos cobran vida, cuando la herida vuelve a sangrar o cuando la alegría vuelve a reír, pero esto solo es perceptible para las almas que viven conectadas con la vida.  Por eso de vez en vez la vida se pone al revés, para hacernos notar aquello que solemos olvidar.  -Dios millo de mi vida, que la muerte nos sorprende confesados, la mujer se santiguó y el cuentero prosigu

“La ciudad de las mil historias”

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 “Antigua La Ciudad De Las Mil y Un Historias” La muy noble ciudad de Santiago de los caballeros de Guatemala, con estoicismo sobre natural ha soportado los embates de la naturaleza y el tiempo, sin claudicar, sin dudar ni siquiera un momento. Dos terremotos la han amenazado con destruirla y no dejar piedra sobre piedra… Esta ciudad que se niega a envejecer  y por eso se ha quedado suspendida en el tiempo… Se construye y se reconstruye sobre sus propias ruinas, porque ellas son el baluarte de su existencia.  Generaciones tras generaciones han caminado por sus calles, sin que sus pasos desgasten las piedras y levanten polvo de hastió, porque esta mágica ciudad ha sido poblada por historias, leyendas, cuentos, por los fantasmas de los aparecidos, de los que callaron y de los que gimieron, así como por más de algún ser sobre natural, que anda buscando un tamal.. Un santo camino por sus calles y aun se ven sus huellas sobre las piedras… Gringos y europeos viene a visitarla y luego ya no qu

“Una guía en el camino”

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 “Una guía en el camino” Yo no sé evocar mi niñez y adolescencia, sin su presencia, porque siempre estuvo allí… Mi abuelita, era de esas mujeres, con la delicadeza de una flor y con la fortaleza de un roble, de corazón noble y siempre dispuesta a servir. A mi abuelo lo conocí a travez de sus palabras, pues el desde hacía muchos años, había dado ese paso a la eternidad. Fue ella quien despertó en mi, ese amor por la Antigua Guatemala, la ciudad que muchas veces recorrí de su mano, escuchando sus historias, mientras a cada paso se avivaban sus memorias. Ella era de esas madres y abuelas que literalmente se quitaban el pan de la boca para dártelo, porque ella decía  que no da el que tiene sino el que quiere. El peso de sus palabras radicaba en su ejemplo. Un día caminando por la Antigua, en una de esas preguntas indiscretas que hacen los niños, le pregunté: -Abuelita usted porque no se volvió a casar? A lo que ella respondió: - Porque uno no puede ir por la vida jugando con el corazón de